lunes, 24 de enero de 2011

"Ensayo sobre el cansancio", de Peter Handke


En mi sofá repantigado pensaba en leer algo sobre el hecho de estar repantigado. Y entonces encuentro a Handke. "Ensayo sobre el cansancio", que no viene a ser eso, pero sí.
Cansancios que el autor austríaco repasa, cansancios temibles de su infancia, de su adolescencia, de sus relaciones adultas con mujeres, con amigos. Es un ensayo breve (91 páginas) y muy interesante. Me gustan los ensayos que te acercan a su autor de una manera indirecta. Llegas a él como si planearas a cierta distancia, sin entrar de lleno pero conociendo bastantes detalles de su vida. Y el cansancio "europeo" como un modo de ser y entender la vida, de asumirla, de comportarse. También un cansancio laboral que es un cansancio asqueroso e inevitable. Un cansancio del amor, el cansancio como la soledad extrema del escritor, la mirada del cansado, la desazón y, finalmente, el hastío. Hay que decir que este ensayo lo escribió Handke en una casa de verano que tenía en Linares, Andalucía, y desde donde afirmaba convivir con un cansancio monumental, casi como de siesta mejicana, algo demencial, de no salir de casa en varios días. Los que hayan estado en Andalucía entenderán perfectamente a lo que se refiere Handke.
Un cansancio voluntario, otro revelador, uno fugaz y soportable, otro insostenible y pegajoso. Hacia el final se pregunta sobre las consecuencias del cansancio, la esencia última del mismo, la contemplación del cansancio. Muy muy interesante.

¡Ñam, Handke mola!

Pero ahora debo parar, porque, lo creáis o no, y siendo un ensayito de Alianza Editorial que te lees entre un bostezo y otro, estoy un poco cansadete. Miau.

Tengo una mirada molona, ¿sí o no?

4 comentarios:

  1. Sé que me entiendes, lo sé. Miau.

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  2. Ay, Byron, tienes una mirada molonísima, y panza arriba eres de lo más adorable. Lo confieso, me distraes del texto que comentas.

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  3. Personal y cinematográfico. extraño quien no ha tenido cansancio? Handke nos introduce en su narrativa personal. Esa mirada de si mismo, para entender el otro. Bello texto.
    jose f. saldarriaga

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