martes, 10 de julio de 2012

"Escondite", de Alexis Nolla



Lectura muy veraniega, con olor a salitre y también a bosque profundo.
Me gusta este cómic reversible de Alexis Nolla por todo lo que no explica. 
Aparecen aquí personajes excéntricos, como con un pasado chungo (y que remiten a los tipos que aparecen en las pelis de Kaurismaki), inmersos en historias que les quedan grandes y pequeñas, sin rumbo, a la deriva. Los finales "chinpum" que tanto me gustan siembran estas short-stories surrealistas, casi mágicas, y mecen al lector en un viaje hacia la naturaleza más auténtica, que no es ni la de las montañas ni la de los animales ni la del océano sino la del ser humano. Ese ser.



"Escondite" se lee en un santiamén y luego pasa lo que pasa con las historias buenas: que se te quedan dando vueltas en la cabeza, visualizas ese viejito con barba blanca, ese monstruo como de Maurice Sendak, esa camiseta de The Slits en el cuerpo de una loba, ese libro de Deleuze, ese Joseph Conrad. Bravo, Apa-Apa.
Con la grapa old school que ahora Nobrow ha puesto de moda again, "Escondite", con subtítulos en inglés (y alguna que otra errata sin importancia) se convierte en un ingenioso y misterioso artefacto que deja huella.
Por cierto, que la historia que más me gusta es la de Dennis Wilson, el batería de The Beach Boys.
Otra cosa, me encantaría colorear alguna que otra página. Soy así.
Ah, imagino que Alexis Nolla alargará la historia de los hijos del marinero, porque da mucho de sí. Seguro que ya lo ha pensado. Meow!