miércoles, 15 de junio de 2011

"El castillo de los Cárpatos", de Jules Verne



Bien. Jules Verne. Bien y más que bien, pero sólo eso. 
Me enfrento aquí a una novela bastante desconocida del genio francés del XIX, rescatada por Alba Editorial y traducida por Elena Bernardo Gil, y recuerdo aquella eterna cantinela literaria alrededor del show and tell. Poe estaba de parte del show, pero -no nos engañemos- le encantaba la sorpresa, el giro espectacular, el cherry on top del relato, el mcguffin, algo que se diera de bruces con el lector real, que lo conmoviera por lo sorpresivo que girara por completo la cabeza del receptor de la novela.
"El castillo de los Cárpatos" tiene todo lo que ha de tener una historia redonda aristotélica (planteamiento-nudo-desenlace) con sus flash-backs, sus guiños en el primer capítulo, su desviación de la trama a medio camino y su "recuperación con guirnalda" hacia el final de la novela.
Esta es la historia de un pueblo remoto de Hungría, con sus gentes de bien, supersticiosas, miedicas, temerosas de las tradiciones oscuras de Transilvania y sus castillos abandonados, sus aullidos nocturnos y sus extraños visitantes. Buen comienzo. Luego aparece el conflicto: algo ocurre en un castillo largamente abandonado, algo que debe descubrirse, o, al menos, comprenderse y luego dejar estar. 
Hasta aquí bien también.
Más tarde aparece el elemento externo, el personaje que decide tomar cartas en el asunto y aclarar el misterio del castillo, del pueblo, de sus miedos y sus iras y sus manías. Bien también.
Y el inevitable flash back con vuelta al tiempo real de la novela, resolución, chim pum y pim pam fuego.
Entonces, ¿Qué es lo que ocurre para que no me convenza?
Pues que Jules Verne utiliza el grande finale con sorpresa y "aquello que no te iba a contar hasta el final pero tú -oh, lector- ya te imaginabas que te iba a contar" que me pone de los nervios.
¿Recordáis la típica escena de cualquier película de James Bond en la que "el malo" -casi siempre un megalómano necesitado de cariño pero sobrado de poder para gobernar el mundo- decide contarle todos sus planes maléficos "al bueno" porque ya lo tiene recluso y a punto de caramelo?
"¿Por qué?" -me preguntaba yo cuando veía esas películas. ¿Qué necesidad tiene el villano de -una vez capturado el héroe- explicarle el motivo+las causas+los efectos+el devenir del universoo cuando ellos lo hayan conquistado. ¡Es que les explican incluso su manera de escapar si las cosas se tuercen y no salen bien!
¡NOOOOOOOOOooooooooooo!
Sr Verne: si sigue utilizando los trucos del viejo narrador de historias que es, alguna vez decidiremos no leerle más porque TODO SE VEÍA VENIR DE MANERA ESCANDALOSA y los malos no explican sus artimañas cuando los buenos están escuchando detrás de una cortina. No. No, y punto. El lector no es tonto y se siente tal. Y el truco de finiquitar un buen nudo y un mejor planteamiento no debería desembocar en un catapum chimpum previsible, con licencias que se había olvidado comentar al principio y una complicidad autor-lector que debe justificarse mejor. 
Por no hablar del momento (no literal), de: "El lector estará enterado que en la época de este relato sucedían tales o cuales cosas y que su imaginación sabrá explicar que tal y cual..."NO, SR. VERNE, NO". A pesar de todo, MIAU Y REMIAU, que lo he pasado fetén hasta la resolución y tal, pero que olía como huele la raspa de pescado que mis dueños hacen ver que han cambiado cuando no es así. 



sábado, 4 de junio de 2011

"Poetas románticos ingleses", VVAA


Meow...a ver las guardas...

Tenía que ocurrir. Byron leyendo a Byron. Y a Shelley, Wordsworth, Keats, Coleridge.
En esta preciosa edición bilingüe traducida con José María Valverde y Leopoldo Panero, nos encontramos con lo mejor de los bardos ingleses del romanticismo, y en esta época primaveral casi de verano, a mi me entra un no-sé-qué poético muy potente. Y caigo rendido ante sus versos.



Rendido rendido...

¿Puedo reproducir alguno que me ha noqueado especialmente? 
Los primeros versos del "Himno a la belleza intelectual", de Percy B. Shelley:

"La abrumadora sombra de algún Poder no visto
entre nosotros flota, aun sin verse: visita
este variado mundo con alas tan cambiantes
como vientos de estío que van de flor en flor;
como rayo de luna tras la lluvia entre pinos,
visita con mirada inconstante, asomando
a cada corazón humano, a cada rostro;
como las armonías y matices de ocaso, 
como nubes dispersas en la luz estelar,
como recuerdo de una música que escapó,
como cuanto podría amarse por su gracia
y aún más por su misterio."



Sencillamente lo mejor de lo mejor


Es que me fascina el ritmo, y la métrica en inglés es maravillosa. Backlist lo ha hecho muy bien, bravo. Otro, este de Keats. Poor Keats:

"¡Oh Soledad! Si tengo que residir contigo,
no sea entre el montón confuso de edificios
destartalados: trepa conmigo por lo abrupto,
hacia el observatorio de la Naturaleza,
donde el arroyo en flores, con su cristal crecido, 
es sólo un trecho: déjame observar tus vigilias
bajo un dosel de ramas, donde el ciervo, brincando,
espanta a la silvestre abeja en su campánula.
Pero aunque en paz contigo seguiré estas escenas,
la conversación dulce de una mente inocente
cuyas palabras sean imágenes de ideas
refinadas complace a mi alma: y debe ser
la más alta ventura de la humanidad cuando
huyen a tu refugio dos ánimos gemelos."