lunes, 31 de octubre de 2011

"The New Ghost", de Robert Hunter


Llegué a este cómic por mi olfato, y tengo que decir que agradezco este agudizado sentido felino que me viene de serie porque no falla nunca. Motivos por los que leer "The New Ghost" de Robert Hunter:

Porque huele muy bien. Estos londinenses saben lo que se hacen, trabajan con buena celulosa, buena tinta y mejor imprenta. Bravo por despertar en mí sensaciones viejas para cómics nuevos.

Porque las medidas de éste cómic: 17X23cm, son ideales.

Porque leyendo la historia de Robert Hunter he vuelto a mi infancia, no por la trama o los personajes o cierto regusto por lo vintage sino por la manera en que me la cuentan.

Por el precio.

Porque Nobrow tiene desde ya un fan acérrimo que ha adquirido el resto de títulos.

Total fan

Porque un cómic con colores fríos tan cálidos, azules maravillosos y dulces fantasmas tiene los ingredientes necesarios para lanzarme sobre él.

Porque el giro final no es tal. Y sí lo es. Y... bueno, ya lo leeréis.

Porque la premisa de publicación de Nobrow me gusta: "(...) a new graphic short story project designed to help talented young graphic novelists tell their stories in a manageable and economic format (...)".

It looks like a new ghost is coming...

martes, 25 de octubre de 2011

"Bibliomanía", de Gustave Flaubert


¡Me gusta esconderme tras los libros!

Precedido de "La leyenda del librero asesino de Barcelona", de Ramon Miquel i Planas, este divertimento, este juego adolescente del gran Flaubert me ha hecho pasar una tarde lluviosa entretenida. Hablamos de un ejercicio que el profesor de Retórica de Flaubert le encargó para publicar en una de las revistas literarias francesas del momento (Le Voleur) cuando éste tenía tan solo quince años, y ya empezaba a despuntar como narrador.
Por aquellos tiempos se oía hablar de un librero asesino que tenía su librería en el barrio gótico de Barcelona. Fantasías aparte, parece ser que de esos había muchos en la ciudad mencionada, y los rumores de historias macabras, libros robados, homicidios entre estanterías y subastas deshonestas eran abundantes. Esto llegó a oídos de Flaubert y de su profesor, y el segundo animó al primero a forzar un cuento al respecto.


Es mío, mi tesoro...

La historia, por lo tanto, no tiene más miga que la que podría tener un episodio tirando a light de cualquier novela negra de cualquier autor mediocre. Hablamos de un Flaubert teenager, que probaba su estilo y jugaba con las palabras y las tramas. Exceptuando una escenita de cierta violencia incómoda y hasta cierto punto cinematográfica, el resto está bien, pero poco más.
Previa a la historia "Bibliomanie"del citado Flaubert, encontramos en este mini-volumen editado por José J. de Olañeta (que no tiene web y cuyo nombre remite indefectiblemente a un editor extraño, muy adecuado al libro al que me estoy refiriendo) la historia  titulada "La leyenda del librero asesino de Barcelona", firmada por Ramon Miquel i Planas, ciertamente mejor escrita que la del francés internacionalmente conocido. Aquí conocemos al librero Vicente, un arisco personaje que puede llegar a matar -y mata- por poseer un libro que no tiene. No contaré más, pero diré que Zafón seguro que conocía esta historia y...miau, miau, requetemiau!


¡Chinpúm, leído en media horita!

domingo, 23 de octubre de 2011

"Baby´s in Black", de Arne Bellstorf



Fan como soy de los Fab Four, era imprescindible que este cómic acabara en mis garras.  Editado por Sins Entido y con un diseño y una portada llamativos, caí rendido enseguida ante sus encantos. 
Llegué a casa y lo abrí. 
El autor alemán, Arne Bellstof, tiene un estilo entre linea clara francesa y un toque naïve, pero bajo mi punto de vista adolece de serios problemas: 
Las caras de los personajes no son identificables. Los hombres tienen casi todos la misma expresión (y mira que los miembros de The Beatles son perfectamente identificables se mire por donde se mire) pero sus rasgos no acaban de dar la talla a lo largo de las viñetas.
La historia, por todos conocida, se remonta al origen de la banda de Liverpool, sus primeros escarceos en Alemania y lo que fue el comienzo de algo que derivó en la mayor banda del pop de los años sesenta.
Pero la historia se centra -y eso me parece un acierto- en la relación entre el primer bajista Stu Sutcliffe y la fotógrafa Astrid Kirchheer. Él dejó la banda antes de que la cosa explotara, ella acabó definiendo la estética mod de John, Paul, George y tantos y tantos grupos que crecían en aquellos efervescentes momentos. Un visionaria, un chica con gusto y vista, con estilo afrancesado, con sensibilidad.
La historia es interesante, pero no llega. No sé si es el planteamiento, el ritmo o el dibujo. O quizá todo a la vez, pero la cosa no acaba de arrancar. Los golpes dramáticos -que son unos cuantos- no tienen pegada. Quien haya leído "Shout", de Philip Norman (yo lo hice hace ya mucho tiempo), conocerá la historia, y sabrá que hay verdadera miga para sacar a relucir.
¡Y mira que son adorables las caritas de las chicas que aparecen en la historia! ¡Y los trajes de los Beatles y su transformación de rockeros salvajes de Inglaterra a modernos ye-yé de una Alemania post-guerra! 
Pero no, esta vez no he sucumbido ante los aparentes encantos de una novela gráfica prometedora.
Es una cuestión de intensidad, de darle a los personajes la misma tensión que el momento les confiere.
Ay, cómo lo siento. Miau, miau.


viernes, 7 de octubre de 2011

"Un hombre que duerme", de Georges Perec



Es este un libro incómodo de leer, pero ya tengo el truco: leerlo del tirón en una única sesión. Así entra mejor y corresponde al ritmo de la escritura del propio Perec, un delirio de sustantivos, descripciones milimétricas y reflexiones obsesivas del protagonista.
¿Es la inactividad la solución a algo? ¿Podemos decidir cualquier día de nuestras vidas dejar de hacer todo lo que se supone que hay que hacer y simplemente let it go?
El protagonista de esta novela se ausenta de día y renace de noche, paseando por un París fantasmagórico que le sirve de escenario balsámico a su angst.
No sé, pero me ha parecido algo teenager en su concepción como novela del no-hacer, del buscar un espacio en la vida, del “I don´t belong here” que exuda cada frase de Perec.
Mientras lo leía pensaba en una migraña de las chungas, una de esas que te convierte en un despojo de ti mismo y te hace ver las cosas con un enfoque ciertamente distorsionado y a la vez meridianamente claro. Un dolor agudo en la parte frontal de la cabeza afectando a la visión, impidiendo cualquier avance de tus pensamientos, anclándote en un bucle observacional obsesivo, enfermizo, delirante. La novela es un poco eso, creo yo, pero aún así me ha gustado. “Prefieres ser la pieza que falta en el rompecabezas".

Un gato que duerme sobre "Un hombre que duerme"

Este hombre que duerme se siente poco hecho para vivir, cosa muy humana y muy gatuna también. ¿No es todo una absurda broma? Un cuento contado por un idiota, lleno de sonido y furia, que no significa nada?  Sorprende un poco el uso de la segunda persona, a veces imperativa, a veces apelativa, siempre cercana. Parece este protagonista como un corcho a la deriva en un mar de foutaises y nonsenses.


Yo también duermo mucho

Imbuida de tristeza y amargura, “Un hombre que duerme” se convierte en una gran reflexión escrita y vivida en una buhardilla parisina y luego en las calles oscuras de la ciudad de la luz, una soledad buscada, un peligroso aislamiento que anticipa a los hikikomori del Japón actual, un no-quiero-seguir muy existencialista. El protagonista reducido a lo que vive, observa, toca, no a lo que pasa por su cabeza. El hombre como una corriente alterna, un devenir. Estamos de paso.
¿Un ejercicio de estilo? Siempre, con Perec siempre. Miau, remiau y más miau.