martes, 21 de febrero de 2012

"Sukkwan Island", de David Vann



Este libro es todo menos complaciente. No hay respiro, no hay empatía, no hay compasión. 
Dicho lo cual, me ha gustado mucho, aunque no sé si el criterio del gusto es aplicable a historias como la que nos ocupa. David Vann conoce su oficio y atrapa al lector desde el primer -y ya mítico- párrafo. 
Te sitúa en el decorado, te va presentando a los personajes y uno va -por decirlo de algún modo- encariñándose a ellos. Luego te pega la hostia, el gancho de izquierda justo a la mitad del libro. Miau. Meow. Grrr. Me enfadé. Me enfadé mucho. Lancé el libro contra la mesa (hay testigos) y maullé muy fuerte y muy alto. ¡No puedes hacerme esto, David Vann, simplemente no puedes!


Huele a salmón ahumado, pero creo que lleva sorpresa dentro...

Pero no solo sí puede sino que además debe. Y entonces te estruja un poco más y luego te suelta a la intemperie, con el hielo, el frío y la temible oscuridad. ¿Qué te parece?
Ah, ¿que cómo lo consigue? ¿Qué complicada trama ha urdido para semejante long-seller? Algo sencillísimo, un viaje, un encuentro-desencuentro, unas relaciones oxidadas, unos ajustes de cuentas, unas disculpas pronunciadas algo tarde, unos errores no enmendados, una inmadurez y un diálogo certero y punzante siempre rodeados de un paisaje hostil, como de novelas de Conrad y Defoe, o de aquella película de John Boorman o de "Jeremiah Johnson" o algún episodio del primer "Twin Peaks". Muy muy duro, meow, meow, muy difícil de digerir y -deduzco- mucho más complicado de facturar.
Padre e hijo con asuntos pendientes ya es de por sí un entorno arduo. Me refiero a que poco importaría el marco geográfico a priori, claro. Pero es que encima, como el puño de un dios castigador, David Vann sitúa a Roy y Jim -qué pequeños me parecen ante la inmensidad del hielo de Alaska- en un espacio tan poco amable que el lector empieza a sospechar algo desde bien pronto. ¿Es esto una novela? ¿Una terapia? ¿Un ajuste de cuentas? ¿La ficción puede ser redentora? Me produce tremenda tristeza conocer el caso real de David Vann. Maravillosa y triste. Como la vida.
Edita Alfabia.  ¡Marramiau!


Miedito me daba el libro cuando empecé a leerlo. Creo que intuía alguna cosa...

sábado, 4 de febrero de 2012

"Grandes esperanzas", de Charles Dickens

Para comenzar con la celebración del 200 centenario de Charles Dickens (este año voy a leer al autor inglés como si no hubiese un mañana) me he deleitado con la maravillosa "Grandes esperanzas". Urrrr ¡Un escalofrío me recorre desde la punta de mis bigotes hasta el último pelo gris de mi cola! El pequeño y huérfano Pip es zarandeado por la vida de una manera cruel e injusta, solamente encuentra consuelo y calor en Joe, el marido herrero de su terrible hermana. Un acontecimiento en los marjales con visos de las más monstruosa de las pesadillas y la bienvenida al mundo putrefacto de una fantasmal protectora, marcarán para siempre el destino del pobre desgraciado. Pip sueña con el mundo elegante y convertirse en un señorito, apartarse de la tosquedad campestre. Pronto descubrirá el valor de la sencillez de corazón, de la honestidad y de la amistad. 


En "Grandes esperanzas" la magistral pluma de Dickens asombra porque la trama es tan, tan redonda, y los personajes tienen un calado profundo en el lector, lo que se debe sin duda al genial retrato. He llorado (la amistad de Pip y Herbert), me he reído (todos los cara a cara del Sr. Jaeggery) y también me ha hecho recordar la imaginación fantástica que tenemos de pequeños y que cubre con un halo de maravilla/terror los acontecimientos, y también,  sobretodo, en la capacidad infantil de sentir la injusticia.



         ¿El calor cercano y austero del hogar conocido o la vida de gran señor con sus lujos en la City?          
¿Somos dueños de nuestro destino?   

                                           
                                         Yo he leído esta edición tan majestuosa de Backlist.

viernes, 3 de febrero de 2012

Enlaces y maullidos


Seguimos con recomendaciones, descubrimientos, cositas que me hacen maullar como el libro de John Green y el impacto que está teniendo en prensa.
O la promo que se inventa la cadena inglesa de libros WH Smith con aquello tan viejo de "compra un libro y te llevas otro de regalo". Telita.
La gente siempre inquieta de la Fundación Robo y su ASALTO. Bravísimo.
Mi favorito del día. Flavorwire escogiendo sus 20 librerías favoritas del mundo
Ah, sí, Tierra de Trampas. Jóvenes lectores con ganas de propagar la palabra. Pasen y vean.
Mi queridísima bibliotecaria, sabia, elegante. Me hace descubrir muchos libros.
El martes que viene it´s DICKENS TIME. You ought to be there!
Lo de Javier Celaya es de traca. ¿Hay alguien más sabio que él? Lean, lean.

Me despido, hasta la próxima lectura, miau, miau. O nyan, nyan, que diría Mihoko.