Me gusta mucho Adrian Tomine. Me compré en su día “Rubia de verano” y me pareció espléndido. Busqué más cosas de él y tuve que comprarlas en inglés porque en España no se había editado aún. Encontré “Optic Nerve” (que comenzó a escribir en 1991) en una librería de San Francisco y seguí comprando el resto de su obra por aquí y por allá. Tomine es conciso, tanto en el dibujo como en el guión. Conciso no es seco ni frío, como muchos lo han definido. Tomine viene a ser literatura dibujada, y muchos no-fans del cómic lo leen y lo disfrutan. No hablaré de “novela gráfica” porque el término ya cansa. “Shortcomings” es lo primero que escribió Tomine. Algunos dicen que tiene un estilo “carveriano”, y otros que si hiciera cine se parecería al de John Sayles. No sé, yo creo que conecta con el “angst” americano de toda la vida, y por extensión con el europeo, por supuesto. Es un gran observador, un reportero del alma humana (eso me ha quedado algo snob, lo sé), alguien que convierte lo cotidiano en novelable, como el primer Woody Allen. “Shortcomings” y el resto de su obra es eminentemente realista, emocional. Popular. Tomine tiene mucho talento y lo voy a seguir muy de cerca.
Y ahora aquello de “Si te gustó Tomine, te gustará”:
Daniel Clowes, claro, el pater de todo. “David Boring”, “Ghost World”, etc…
Los hermanos Hernández, of course. “Love and Rockets”, etc…
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