Me he leído “Ardiente secreto” en una mañana, con el sol entrando por el balcón, tumbado en el suelo, muy a gustito. Esta es la primera novela de Stefan Zweig, y la escribió en 1910. La historia relata las vicisitudes de un niño enfermizo y sensible que se ve forzado a ver a su madre debatirse entre el desenfreno carnal y su propia abnegación como madre. Ambos, madre e hijo, llegan a un lujoso hotel austríaco para pasar unos días de descanso. Allí se encuentran con un barón guapetón, un funcionario que se la sabe muy larga y enseguida le echa el ojo a la madre del crío. Edgar -que así se llama el niño- se queda embelesado por el carácter del barón (que lo utiliza para aproximarse a Matilde, su madre) y pretende tenerlo como amigo íntimo durante el resto de su estancia en el mencionado hotel. Luego la cosa se complica y…no voy a contar más, claro. “ardiente secreto” es una de esas historias de infancia y descubrimiento que a mi tanto me gustan. Descubrimiento del mundo adulto y lo banal que puede llegar a ser. La fascinación que un niño puede sentir por pertenecer al “universo de los mayores” y la posterior decepción. Debilidades, mentiras, soledad, todo eso tan adulto que un niño desconoce y sin darse cuenta ansía. Una novela breve, maravillosa, que en su día agotó la primera edición (10mil ejemplares) y fue elogiada por la crítica. Años más tarde llegó a los 17mil ejemplares y, como el resto de la obra de Zweig, fue incluida en la lista de los nazis para la quema de libros.
Así me he quedado después de leer a Zweig. Miau.
Me lo leí este verano y me encantó. Saludos.
ResponderEliminarOtto