domingo, 6 de noviembre de 2011

"Ventajas de viajar en tren", de Antonio Orejudo


Ventajas de tener largas patitas

Me habían hablado soberanamente bien de este autor de resonante apellido. Muy bien, vamos.
Y ha sido abrir esta fresquísima reedición de Tusquets y disfrutar como un loco con el ritmo, el humor, la inteligencia, la crítica mordaz, el estilo y la gracia que Orejudo insufla a los quijotescos personajes que pueblan este  libro-prisma. Hablamos de siete capítulos o historias cortas aparentemente independientes pero con nexos esquizofrénicos (y esta palabra no es casual aquí) que harán las delicias de más de uno.
Comienza el libro con "El casamiento engañoso" y la sonrisa se ladea desde la primera proposición. Le siguen "Las personas",  con la Feria de Frankurt y una editora muy especial, y volamos justo después con "Coprofilia", magistrales ambos en su composición. Me quito el sombrero gatuno ante "Depresión postesquizofrénica", posiblemente la mejor historia de un escritor español que he leído en mucho mucho mucho tiempo. Sublime, certera, muy Haneke meets Berlanga cinematográficamente hablando, perfecta. Continuamos con "Transtorno paranoico de tipo somático", "Acatisia" y el cierre redondo con el homónimo "Ventajas de viajar en tren" y la demostración de cómo algo que parecía casual, arbitrario, tirando a (de nuevo) esquizofrénico, se cierra con un broche de auténtico maestro. 


Ventajas de leer (y descansar) en cualquier parte (y de cualquier manera)


Locura, lucidez, suplantación de personalidad, identidades cruzadas, caca, culos, basuras sabiamente guardadas, sexo extraño, perros y comerciales de enciclopedias, Orejudo es brillante, un maestro de las palabras y de personajes inolvidables como Helga Pato, Martín Urales de Úbeda, Ander Alkarria y Míchel. Y Galapagar, y los trenes, esos maravillosos trenes que no son más que las sinapsis cerebrales de este cuadro de personajes que conforman un delirio lingüístico de mucho enjundia, una recomendación para todo amante de la literatura con mayúsculas, un regalo para cualquier club de lectura, un obra ante la que sólo puedo maullar incesantemente. 
¡Bravo, miau, Orejudo forever!


¡Yo también soy Orejudo!

5 comentarios:

  1. Hola!!
    Acabo de descubrir tu blog y tus curiosas fotos con esa preciosidad de gato! Me suscribo a tus feeds para seguirte de cerca.

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  2. Pues si eres de Barcelona y lo quieres ver en persona, mañana estará en la FNAC Triangle presentando el libro en charla con Isabel Coixet.
    Aquí va más información:
    http://senorasdetarazonaqueleenaantonioorejudo.wordpress.com/

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  3. Gracias, amigos, por los comentarios. Veremos si mañana puedo escaparme a la "estación Orejudo" en Fnac. ¡Miau, miau!

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  4. Hace al menos un par de años que andaba el libro por casa y no sé, Orejudo... no me llamaba... Ayer, por fin, lo he leído y me ha parecido buenísimo. Tanto que me ha faltado tiempo para ponerme a buscar información sobre ese autor tan injustamente postergado (por mí, vaya) y del que ya estoy decidido a leerme todo de cabo a rabo. Así es como he dado con esta reseña tuya, que me parece casi tan buena como el libro y que merecía sin duda este entusiasmado(aunque impuntual) comentario.

    Saludos,
    míos (Fran)
    y de mi gato (Oscar)

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  5. Fran y Oscar, os agradezco mucho el comentario. El único mérito es de Orejudo, por supuesto. Los gatos lectores somos meros mensajeros. Me alegro que os hayáis enganchado a la obra de este autor. Os envío un cariñoso maullido.

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