lunes, 8 de agosto de 2011

"Butes", de Pascal Quignard


Reflexionando con Quignard...

Siempre que abro un nuevo libro de Pascal Quignard me dan ganas de volver a aprender a pensar. A pensar como hace tiempo que no pienso. A ejercitar la reflexión y, con mucha suerte, poder escribir algo gracias a ello. Y es que este músico pensador, este filósofo pentatónico sigue siendo de los pocos que me obligan a repensar las cosas, todas las cosas. Es un erudito que huye de su erudición, un estudioso de la mitología, de las bases de nuestra cultura, del lenguaje. 
Este verano Quignard ha estado en mi mesita de noche y ahí se va a quedar porque se ha convertido en lo que fue Montaigne hasta hace poco: esa voz que me habla desde otro tiempo pero me sitúa en el mío.
En "Butes" nos habla del marinero que, navegando junto a Ulises decide abandonar el barco en un acto de entrega al mágico cántico de las sirenas, una respuesta automática, intuitiva y visceral a la música animal de esas encantadoras del mar, un "yo me bajo aquí" absolutamente sincero y no intelectual.
La música como aquello que nos acompañó en nuestra gestación dentro del vientre materno, el sonido de las olas, del elemento líquido, el primer sonido que escuchamos jamás.
¿Es Butes un insensato? ¿Un hombre de poca fe? ?Un desertor, un cobarde? 
Preguntas improcedentes todas.
Butes es un hombre que responde a una llamada exterior-interior, un apasionado.
Dice Quignard: "¿Qué es la música originaria? El deseo de arrojarse al agua".


¡Ñam Quignard!

Y el autor navega por mares de pensamiento, de palabras y su etimología, por Schubert, por Homero, Hesíodo, Apolonio y Safo y Séneca, Plutarco y Blanchot. Y nos dice que Butes es un personaje-intruso, un secundario de lujo que el lector de "La Odisea" pasará por alto en pos de una trama de aventuras que lógicamente debe seguir su curso. Pero Butes es la bisagra que Quignard ha visto y estudiado, la palanca que le sirve para analizar concienzudamente una pasión por la música como voz interior, como llamada uterina, como fuente de vida. Muy interesante el postfacio, "Las voces del agua", escrito por mi ex profesor Miguel Morey y por Carmen Pardo.
Déjense mecer por las palabras de Quignard, por su música mental. 
Yo, cual Butes, me arrojaría cien veces ante su llamada.
Edita Sexto Piso. ¡¡¡Meow!!!


No sé si Butes se lanzaría desde mi balcón...

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