lunes, 25 de junio de 2012

"Grandes soldados", Laurent Rivelaygue y Olivier Tallec




Parece ser que el rey Federico I de Prusia, caprichoso como pocos, se dedicó a reclutar a tipos de gran envergadura a lo largo de toda Europa con el fin de convertirlos en soldados profesionales y luego adherirlos a su guardia personal. Tan patético -y seguramente alfeñique- era este rey, que utilizaba la fuerza que él no tenía para tales fines, obligando  -mediante amenazas y torturas varias- a los elegidos a sumarse a su guardia por las buenas o por la malas. Hay que decir que, una vez reclutados, dichos "soldados gigantes" eran bien alimentados, dormían en camas decentes y tenían varios privilegios que otras personas no podían ni soñar.

Esta es la historia de Cathal Cran, un pastor irlandés testarudo y honesto que es reclutado por el mencionado rey para unirse a su guardia. El impresionante pastor se toma su tiempo en responder a un emisario del rey que lo quiere captar a la de ya. "Aún no me he decidido", suelta el gigante. Luego ya no vienen preguntando y se lo llevan al palacio del rey en Postdam. Y entonces…bueno, entonces os lo leéis, ¿no?



La historia -de Laurent Rivelaygue- es intensa, plagada de humor sanote y algo picarón (impagables las escenas de sexo). El dibujo de Olivier Tallec es fantástico, muy en la línea de Christophe Blain y su "Isaac el Pirata", con un gama de tintas potente y unas expresiones sencillas pero efectivas. El final quizá adolece de poca mecha, o es que a lo mejor tendrá continuación, no lo sabemos.
Me ha encantado la presencia de un perro rojo que sale de la cabeza de Cathal Crann (sí, sí) cuando éste entra en cólera. Funciona muy bien metafórica y gráficamente, y encima asusta que da gusto. Buena trama (habituales asuntos palaciegos, traiciones, cartas que caen en malas manos) , buena edición  -me quedo varios minutos oliendo las páginas de este cómic- y rápida lectura. ¡Miau, Miau, Cathal Crann, esperamos más aventuras tuyas!
Edita Norma.

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